25 may 2012

Un año









Parece mentira pero es verdad: ha pasado un año. Enterito, con todos sus meses, sus semanas, sus días y sus segundos, un año completo. Y, aquí estamos, hemos sobrevivido al intento, lo hemos conseguido. Elniño llegó a nuestra casa hace un año y parece que aquí va a quedarse. Al menos, cuando se le pregunta, sonríe y dice que sí, que quiere quedarse aquí. Lo que no es poco decir, tal y como está la vida en estos momentos.


Decidimos celebrarlo, nosotros, que somos tan poco dados a eso de acordarnos de las fechas. Puesto que era un cumpleaños teníamos que cantar el cumpleañosfeliz, tonada predilecta de Elniño que está dispuesto a cantar siempre, haya o no cumpleaños que festejar. En esta ocasión fue todavía más difícil explicarle el motivo de la celebración, lo del cumpleaños familiar no terminó de entenderlo pero, pese a ello, no tuvo mayor problema en cantar chopocientas veces eso del cumpleañosfeliz en medio del restaurante en el que comimos (menos mal que nos conocen y ya están hechos a todo con nosotros).


Hace unas semanas, también, nos comimos nuestros miedos y acudimos a la residencia donde Elniño había pasado gran parte de su vida para que vieran cómo estaba de grande y para agradecerles, una vez más, el trabajo que habían hecho con él. La experiencia fue mucho mejor de lo que habíamos imaginado, el chiquitín reconoció su antiguo espacio, se fue de la mano de su educador sin mayor problema y se encaramó al mismo árbol al que le subían entonces. Acabó con la que él considera sumoto (así, todo seguido, sin pausa alguna, para que no exista posibilidad de error alguna) recorriendo todos los pasillos del lugar y bebiendo agua como los mayores, utilizando el grifo y un vaso de plástico que hubo que traerse a casa y guardar durante varios días bajo amenaza de berrinche monumental.


Doce meses ya, parece imposible. Por un lado, es como si llevara aquí desde siempre, por otro, uno tiene la extraña sensación de que hubiera llegado anteayer. Supongo que es lo mismo que le pasa a los padres biológicos con sus hijos: no entienden su vida sin ellos pero también sienten que es como si acabaran de nacer. Dualidades extrañas estas que ocurren con las criaturas y que son casi imposibles de explicar.