
Enero se acaba, se lleva su frío, su lluvia, su nieve .... y nos deja veintiocho días por delante para que rematemos aquello que se nos quedó a medias. Ese libro con el que nos acostamos cada noche sin que termine de robarnos el sueño; esa película que, sin saber por qué, no terminamos de ir a ver; ese correo que llevamos días y días postergando sin razón aparente; esa tarde con palabras a medias y mermelada que no acaba de darse ...
Pensaba disfrutar de mis últimos días de vacaciones a lo largo de estos veintiocho que tenemos encima, pero ... ahora, no lo tengo claro del todo. Tal vez espere a los próximos treinta y uno, para cargar la pila frente a los treinta restantes ... Por otro lado, tengo tantas ganas de ver el mar, de relajarme, de olvidarme un poco de todo y de todos que no sé si aguantaré ....
Dudas y más dudas, a veces tengo la sensación de que soy una duda andante, así, en absoluto. Pensé que esto cambiaría con la edad pero veo que va de serie y no hay nada que hacer al respecto. Bueno, algo sí, acostumbrarse a vivir en la duda constante. No queda otra, me parece.
Fotografía: Antonio Fortes (ese, ese mismo, el que luego se queja de las fotos que elijo)